domingo, 26 de mayo de 2019

El príncipe cobarde y sus monstruos desagradables

Un príncipe que ya no desea amar a su princesa
Deja de ser príncipe y se convierte en un simple mortal, algo así como un sapo,
En un ser al que no quisieras besar nunca más.

La distancia, el silencio
El ahogarse en sufrimiento lento,
No querer buscar remedio
En donde a simple vista, si lo encuentro.

No pienso ofrecer nada más de mí,
Luego de todo lo que yo ya di,
Mis fuerzas se han acabado,
Las energías de la lucha se agotaron.

Tu silencio me dispara
Me apuñala,
Me asfixia lentamente,
Me mata.

Pero con el paso de los días,
El dolor sana, el amor se marchita,
Y la mierda que dejaste
Como abono se utiliza.

La paciencia no es infinita,
A cuenta gotas se termina,
Mis necesidades no fueron cumplidas,
Ni hoy, ni ayer, sólo en sueños cuando yo dormía.

De “hermoso caballero” no tenía nada,
Era un antifaz que escondía un cobarde holgazán,
No sé como pude haberme fijado
en alguien tan vacío,
Alguien que ni siquiera acepta que ama darse por vencido.

Tus palabras son hirientes
Son crueles, insensibles
Como de un ser inerte,
Aprendí que no hay que dar amor a quien no tiene idea de cómo se siente.

Tu falta de “querer”
Me ha costado creer
Que no tiene otro significado
De que esto ya está más que terminado.

En el limbo disfrutas dejar a la princesa,
Junto a la oscura soledad
Y tus delirios de superioridad,
Donde inventas ‘realidades’
Las cuales no quieres superar.

La princesa invisible,
Esa era yo,
A la que niegan ante la gente,
Y él no sabe darle amor.

No voy a mendigar afecto,
No seré más la que busque hoy,
Tu distancia responde a todo,
Serás tú quien pierda ahora este tesoro.

Había decidido ser tuya,
Entregarte mi vida y hacer una familia,
A buena hora no lo valoraste,
Me salve de caer en el hueco en el que tu entraste.

Estas embrujado, destinado al fracaso,
Tus malas energías en las que te encuentras condenado,
Son más culpa tuya por no hacer nada por cambiarlo.

En tu reino de envidia,
Donde les duele verme brillar,
Les advierto que se preparen,
Porque ahora sí voy a destacar.

Como una princesa guerrera,
En la que todos se voltean a mirar,
Volveré a ser distinguida
Te anuncio que te dolerá.

Los caballeros de la realeza aquí ya están,
Tratando de hacer feliz a la princesa
Con ofrendas y un buen hablar,
Distinguidos y dispuestos a dar mucho más de lo tu das.

Pero yo no soy cobarde como tú,
Y por ende no he pensado ni en voltear,
Sin primero dejar en claro que contigo ya no quiero estar,
Que lo arruinaste todo lamentablemente, una vez más.

El dolor que siento es tan grande
Pero más que todo, es decepcionante,
Se disfraza de lagrimas silenciosas
Donde sé, que ya no tengo que amarte.

Me llevas a la agonía
De no querer aceptar que no eres mío, que nunca lo fuiste
Que todo fue un teatro lleno de inseguridades,
dramas y más monstruos desagradables.

No se juega con los sentimientos de las personas,
No se tiene en el limbo a quien te ama, a quien te añora,
No se niega a una hija, ni se debe dejar humillar de una madre,
No se debe huir sin explicaciones como un miserable cobarde.

Retiro todas las veces que te dije “te amo”
No las mereces ni porque intentes remediarlo,
Ya no me gusta que finjas que me tienes cariño,
Ya me cansé de tu actuación de perverso niño.

No me digas más “linda”
Porque aunque sé que lo soy
Lo que realmente duele
Es que no lo digas de corazón.

Adiós príncipe falso,
Tus sueños de familia perfecta son inalcanzables a tu lado,
No te preocupes por mí,
Yo los cumpliré y tendré un final feliz.