Hoy, después de casi un año, había optado por
acumular todas las cosas y recuerdos que él me había dejado.
Abrí ese cajón donde estaban todas sus cartas,
empecé a leer cada una de ellas en orden de fechas, y a pesar de que ya había
pasado casi un año sin saber de él, podía oír su voz diciéndome cada verso
escrito en esas cartas, podía oler su aroma en cada estrofa, podía imaginar tan
claramente su mirada al querer expresar tantas cosas, pero finalmente podía
percibir las emociones y sensaciones que él había dejado en cada una de ellas, y fue ahí cuando me desmoroné.
Empecé a ver sus fotos y las mías junto a él,
lo que más resaltaba en ellas era nuestra felicidad plasmada en grandes
sonrisas de momentos que no se olvidan.
Decidí escuchar nuestras grabaciones de las
canciones que juntos creábamos, que me llenaban de flashbacks de todos los
momentos en que a dúo las cantábamos.
Admiré cada detalle de los obsequios que él me
había regalado, que para olvidarlo yo los había ocultado. Estaban intactos,
como si fueran nuevos, y así los quería, para que no se notara en ellos el
pasar del tiempo.
Lloré; lloré como aquel día en el que nos
dijimos: Adiós. Las lágrimas se deslizaban en mi rostro mientras mi llanto subía de tono, había pasado casi un año, tal vez más o tal vez menos, desde que
decidimos separarnos yo perdí la noción del tiempo. Hay días que son tan lentos,
esos días en el que él aparece como un fantasma reviviendo los momentos, esos
días en los que despierto y me entristece verlo aun en mis sueños, esos días en
los que despierta esa gran duda de saber que estará haciendo, cómo le estará
yendo, ¿le pasará lo mismo que me pasa a mí? debería averiguarlo...
Fue en ese mismo instante en el que decidí
escribirle, ya había pasado casi un año y decidí romper ese silencio extremo
que ambos habíamos dejado, le envié un mensaje breve, donde expresé mis mejores
deseos para él y su familia, me despedía en ese mismo mensaje, "solo
quería saludar" fue mi gran excusa, había pasado casi un año y yo usaba la
excusa más tonta para no tener que decirle: Aun Te Amo.
Media hora después, llega un mensaje de texto,
era de él, respondiendo después de casi un año sin haberlo hecho, me agradecía
por los buenos deseos y le agregó el tan usado "igual para ti", lo
finalizó con un "cuídate mucho", vaya final, si tan solo el supiera
que desde ya casi un año no sé lo que está bien ni lo que está mal, decidí no responderle
nada, era obvio que no había nada más que decir.
Escondí nuevamente sus cartas, sus obsequios,
los recuerdos, su voz, su aroma, sus caricias, sus besos, sus sonrisas, mis
deseos por verlo... Lo escondí todo en un mismo cajón, el cual no abriré después
de casi un año.
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